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las pascuas

  • Publicado el

    08 de abril de 2016

En los años 1960 y 1970 se mantenían todavía muy vigentes todas las tradiciones religiosas en la Semana Santa y Pascua, por ejemplo: los cines, teatros y espectáculos cerraban sus puertas durante esas fechas; no se podía cantar y celebrar fiestas por la calle; la radio sólo emitía música sacra; los militares, durante la semana santa, llevaban el fusil apuntando hacia el suelo.

Los días de la Semana Santa eran jornadas de recogimiento en la tradición católica, luego llegaría la alegría y fiesta con el domingo de resurrección. Son muchas las costumbres que reunían a la familia en esas fechas y que incluían: reuniones, visita a las procesiones, comidas familiares. Hay una larga tradición con los menús de cuaresma que siguen muy arraigados en nuestra gastronomía, tales como el arroz con acelgas, las albóndigas de bacalao, el escabeche de pescado, las torrijas y las monas de pascua!!!!

La mona de Pascua, se elaboraba situando en el centro un huevo duro con dos tiras de masa de pan dulce en cruz para evitar que saltara durante la cocción, era y es un alimento típico de las regiones murciana, valenciana, catalana, aragonesa y castellano-manchega. Es una torta de la Pascua cuya degustación simboliza que la Cuaresma y sus abstinencias se han acabado. Ofrecer huevos en Pascua es una tradición muy antigua, se remonta al siglo IV, para los pensadores de la época, el huevo poseía un significado profundamente relacionado con la vida, de allí la relación cristiana con la resurrección de Cristo.

En aquellos tiempos, la Iglesia no permitía el consumo de huevos durante la Cuaresma, pero las gallinas, ¡seguían haciendo su tarea! El Domingo de Resurrección era el día en que terminaba la restricción, de modo que fue naciendo la tradición de compartir u obsequiar los huevos. Ofrecer una canasta repleta de huevos frescos se consideraba un acto de generosidad, y pronto comenzaron a colorearse o adornarse, para darles una bella presentación.

La tradición marcaba que el padrino de bautizo regalaba al niño una torta o roscón que llevaba tantos huevos duros como años tenía éste. La edad máxima eran los 12 años por lo que ese es el último año en el que se le obsequiaba y para ello se le colocaba un huevo extra.

María nos cuenta que -“el lunes de Pascua, que ya se podía comer carne, entonces cogíamos las longanizas, las monas y todo y nos íbamos a comer la mona por el campo, como un picnic. Llevábamos las “espardenyas” nuevas, con sus vetas y colores llamativos. Íbamos con la familia o con pandillas de amigos, y jugábamos a muchas cosas: el pañuelo, a saltar a la cuerda, cantábamos canciones pascueras “la tarara”…

El dia de Pasqua
Pepito plorava
perquè el catxirulo
no se li empinava.

La tarara sí
la tarara no
la tarara mare
que la balle jo…

Había una inocencia bonita en esos juegos, donde las chicas y los chicos aprovechábamos para tontear un poco (pero no como se hace ahora): sólo una mirada, un beso

En la actualidad no cambia el proceso de celebración de esta fiesta religiosa cristiana, lo que sí cambia es la forma de sentirla y vivirla para la mayoría de las personas.

Ahora, los creyentes, los no creyentes, los que profesan otra religión, los ateos, los agnósticos, etc. en esta semana tienen la libertad de elegir cómo vivirla, sin que se lo impongan y tengan que guardar las apariencias de recogimiento y pena que se transmitía a la sociedad.


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